A una semana de que una noticia recorriera el mundo y pusiera a la ciudad de Avellaneda en el ojo de los medios internacionales, la contaminación del arroyo Sarandí sigue siendo un tema de gran preocupación. Denunciada por la activista del medio ambiente María Ducom, la contaminación fue reconocida por varias versiones, algunas sugiriendo una muestra del río, mientras otras intentaban tapar el asunto diciendo que solo era “anilina colibrí”.
Lo cierto es que la empresa Trieco sigue siendo denunciada a diario por los tóxicos que libera, perjudicando a los vecinos. ACUMAR, el Ministerio de Provincia y Nación miran para otro lado, y el Departamento de Medio Ambiente de Avellaneda es denunciado por connivencia con las empresas. Es decir, el vecino de a pie no es escuchado.
El silencio del gobernador y del intendente, que seguía de vacaciones cuando el hecho sucedió, ha sido notable. Ni el gobernador ni nadie a cargo del ejecutivo ha dado una respuesta a los vecinos que siguen sufriendo problemas de salud a causa de la contaminación.
La pregunta sigue siendo: ¿qué pasó, qué materiales se contaminaron? ¿Qué planes tiene el gobernador para limpiar este río? ¿Qué hace ACUMAR? Esto es algo que los vecinos tomarán en cuenta en las próximas elecciones. El medio ambiente preocupa cada vez más a los vecinos, especialmente a las nuevas generaciones.