Lo confieso: primero me causó gracia. Después, preocupación. Y finalmente, bronca.
Porque una cosa es la chicana política y otra muy distinta es el apriete antidemocrático a un medio y a un periodista independiente.
Desde hace un tiempo, un sector minoritario de la Unión Cívica Radical de Avellaneda, que nada tiene que ver con el radicalismo histórico, viene actuando como ariete del intendente Jorge Ferraresi. No son todos los radicales, que quede claro. Son los radicales K, funcionales al poder local, utilizados para dividir y generar internas.
Y en ese esquema, me eligieron como blanco.
Nunca pedí nada, nunca condicioné a nadie y jamás le bajé línea a ningún invitado. Por este medio pasaron dirigentes radicales cuando fueron candidatos, sin censura, sin pedidos, sin aprietes. Está todo publicado. Ahora bien, el problema apareció cuando se publicó una realidad que muchos radicales no toleraron: llevar a un intendente kirchnerista al Comité Radical, un hecho que para gran parte de la militancia fue una afrenta y una vergüenza.
Eso no lo dije yo. Lo dijeron los propios radicales.
En lugar de debatir ideas, propuestas o soluciones para los vecinos —seguridad, cortes de luz, contaminación, situación social— este sector decidió reunirse no para ayudar a nadie, sino para redactar un comunicado atacando a Multimedio En La Mira y a quien les habla.
Un comunicado pobre, mal redactado, sin nombres ni argumentos, que habla de “una persona” y de “ataques mediáticos”. Un papelón institucional que deja en evidencia el nivel político de quienes hoy conducen ese espacio.
EL RESPALDO DEL GREMIO DE PRENSA
Ante esta situación, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) redactó un documento que será presentado en asamblea, donde condena el apriete antidemocrático contra Multimedio En La Mira y el periodista Marcelo Brunwald, con más de 23 años de trayectoria denunciando irregularidades de todos los gobiernos locales, sin distinción partidaria.
Desde la UTPBA advirtieron sobre presiones, hostigamientos y maniobras de amedrentamiento que buscan silenciar voces incómodas, atentando contra la libertad de expresión y el derecho a la información. Y remarcaron algo grave: llama poderosamente la atención que sectores que se dicen democráticos recurran a prácticas propias de los momentos más oscuros de la vida institucional.
“El periodismo no se aprieta, no se calla y no se persigue: se respeta”, cierra el documento gremial.
NO ES CONTRA EL RADICALISMO, ES CONTRA EL AUTORITARISMO
Aclaro algo fundamental: esto no es contra la Unión Cívica Radical, partido centenario, opositor, democrático, el partido de Raúl Alfonsín. Todo lo contrario. Esto es contra una minoría que tomó prestado el sello y lo usa para negociar, callar y atacar al que incomoda.
A los radicales de verdad, los de Alfonsín, los de la democracia y el debate, este medio siempre va a estar abierto. Para opinar, para disentir y para hablar con respeto.
A los otros, a los que se dicen democráticos pero actúan como censores, solo una cosa:
si no soportan la crítica, no entienden la democracia.
Acá no se aprieta.
Acá no se calla.
Acá se informa.