Avellaneda: el Comisario General Gregorio Martínez, una vida al servicio de la seguridad y el vecinoAvellaneda: el Comisario General Gregorio Martínez, una vida al servicio de la seguridad y el vecino

El gobernador Axel Kicillof y el ministro de Seguridad, Javier Alonso, encabezaron en el Salón Dorado de la Casa de Gobierno el acto de ascenso de 23 nuevos comisarios generales del Sub-escalafón Comando de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

Estos ascensos se enmarcan en un proceso de reorganización jerárquica y fortalecimiento institucional, con el objetivo de jerarquizar la carrera policial y reconocer la trayectoria de los efectivos con destacada labor operativa y de conducción. Del acto participaron también el ministro de Gobierno, Carlos Bianco; el asesor general de Gobierno, Santiago Pérez Teruel; el jefe de la Policía provincial, Javier Villar; el subjefe, Leandro María Sarlo, junto a funcionarios bonaerenses.

En tiempos donde la seguridad pública parece un terreno incierto, hay nombres que, por trayectoria, compromiso y coraje, dejan una marca profunda. Uno de ellos es el del Comisario General Gregorio Martínez, un hombre de la fuerza que construyó su carrera en las calles de Avellaneda, y que hoy es reconocido como una de las figuras más respetadas del ámbito policial bonaerense.

Martínez pasó por prácticamente todas las dependencias del distrito: se desempeñó en distintas comisarías, fue jefe de la Policía Local, luego titular de la Estación Avellaneda —cargo que coordina comisarías, comandos y unidades locales— y más tarde, responsable del AMBA Sur I, una de las áreas más exigentes y complejas del conurbano.

Quienes lo conocen saben que su sello fue siempre el mismo: estar cerca del vecino, escuchar y actuar. Este medio lo conoce muy bien, porque el periodista Marcelo Brunwald, director de Multimedio En La Mira, lo acompañó de cerca en uno de los episodios más duros y recordados de la ciudad.

Hace ya diez años, cuando se denunciaron simultáneamente un búnker narco y un prostíbulo vinculado a la trata de personas, Martínez no mirò para un costado y encabezó los operativos, enfrentando amenazas y presiones. En aquel momento, el periodista Brunwald también fue amenazado, al punto de tener custodia armada en su domicilio durante meses. Finalmente, ambos lugares fueron clausurados y la justicia intervino.
Aquella historia marcó un antes y un después en la lucha contra el delito organizado en Avellaneda.

Hoy, el nombre de Gregorio Martínez vuelve a sonar fuerte. “Avellaneda no pasa desapercibida en el mapa del poder policial bonaerense: el actual jefe de la Policía, Comisario Villar, y el ministro de Seguridad provincial, también son hombres de Avellaneda. Esta ciudad es una cantera inagotable de jefes policiales”, señaló una fuente calificada del ámbito.

¿Seguirá Martínez el camino hacia la Jefatura de la Policía Bonaerense? Nadie lo sabe aún, pero su historia lo avala. Como se dice en los pasillos policiales:

“Avellaneda o te hunde… o te eyecta a Provincia”.

Lo cierto es que Gregorio Martínez pertenece a esa estirpe de jefes que eligieron no mirar para otro lado, que enfrentaron al delito con decisión y que aún hoy son recordados por un valor poco común: el de hacer lo correcto, aunque cueste caro.

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