El mercado cambiario argentino registró una jornada atípica, marcada por un ajuste abrupto del tipo de cambio de referencia y una señal política que reconfiguró expectativas. El dólar mayorista sufrió la mayor caída diaria desde mayo y retrocedió 5% hasta los $1.349, movimiento que sorprendió a operadores por su magnitud y por el catalizador que se difundió en simultáneo. En el circuito minorista, el Banco Nación (BNA) cerró con un precio de $1.375 para la venta, alineado con la tendencia descendente. La dinámica se dio en un contexto de menor demanda y un giro en las coberturas de muy corto plazo.

La baja se atribuyó directamente a la intervención del Tesoro de Estados Unidos en el mercado local. El secretario Scott Bessent anunció la semana pasada que ese país comenzó a comprar pesos en la plaza argentina, con impacto inmediato sobre las paridades. La señal operó sobre las expectativas y forzó a recalibrar estrategias que descontaban un ajuste inminente del tipo de cambio. Con ese telón de fondo, se observó una compresión de primas de riesgo cambiario en los instrumentos financieros.

El movimiento del mayorista arrastró referencias en el resto de las cotizaciones libres y financieras, aunque con distinta intensidad. El dólar blue descendió a $1.405, mientras que el dólar cripto registró una baja de 5,7%, para ubicarse en $1.443,58. En la plaza regulada, el dólar MEP cayó 2,1% a $1.410,31, y el contado con liquidación (CCL) se situó en $1.428,79. En paralelo, los contratos de dólar futuro se hundieron hasta 6,1%, con la posición de fin de año en $1.486, reflejando un ajuste de expectativas devaluatorias.

El ministro de Economía, Luis Caputo, fijó posición sobre el régimen cambiario y despejó una de las especulaciones que orbitaban en torno a la política económica. El funcionario descartó la dolarización y aseguró que se mantendría el esquema actual de bandas cambiarias y tipo de cambio flotante. La definición apuntó a estabilizar señales y a consolidar un marco de referencia para los próximos meses, en línea con el objetivo de reducir la volatilidad.

Caputo también defendió el entendimiento alcanzado con Estados Unidos, que incluye un swap por u$s20.000 millones. “La noticia económica más importante en décadas”, afirmó, al ponderar la dimensión del acuerdo y su potencial para robustecer el frente cambiario. La articulación entre el anuncio del Tesoro estadounidense y la confirmación del rumbo local operó como un doble anclaje para las expectativas. En ese marco, los precios implícitos de cobertura moderaron el escenario de estrés que algunos participantes venían anticipando.

El ministro precisó que el Tesoro de Estados Unidos está dispuesto a usar “todas las herramientas” y seguir comprando pesos en distintos segmentos: mercado libre de cambios, dólar financiero, dólar futuro y bonos. La enumeración delineó un mapa de intervención posible que, de sostenerse, podría aportar liquidez y capear episodios de presión. La sola posibilidad de presencia oficial en varias puntas del mercado ya funcionó como disuasivo frente a apuestas especulativas de corto plazo.

En futuros, las caídas de hasta 6,1% sugirieron un reposicionamiento defensivo de carteras que venían sobrecubiertas en escenarios devaluatorios más agresivos. La referencia de $1.486 para fin de año expuso una pendiente más moderada, acorde a un sendero de flotación administrada dentro de bandas cambiarias. La contracara fue una disminución en el costo de las coberturas cortas, que alivió márgenes financieros en estrategias de cobertura corporativa. De consolidarse, esa dinámica podría trasladarse a la curva de precios relativos en los próximos meses.

En lo operativo, operadores señalaron que la combinación de compras de pesos por parte de un actor soberano extranjero y la ratificación del régimen cambiario redujo la urgencia por demandar dólares al contado. Con menor presión, la microestructura habilitó una corrección que, por su velocidad, activó tomas de ganancias en posiciones largas. A la vez, la menor expectativa de devaluación inmediata desinfló la demanda de cobertura en los plazos más cortos. Ese corrimiento permitió que la señal de política se transformara en precios en cuestión de horas.

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