El fiscal Leonardo Kaszewski de la UFI 2 descentralizada de Almirante Brown dictó órdenes de detención para un jefe narco peruano y para 4 de sus lugartenientes. Integran la tenebrosa “Banda del Peruano Marvin” y operan en Llavallol y en parte de la Villa Betharram, en el límite entre Lomas de Zamora y Brown.

“Marvin” es el apodo de Kevin Henderson Valderrama Acosta, un peruano de 36 años, que heredó el negocio de la droga en Llavallol de un coterráneo suyo: Jesús Antonio Palacios Calderón o simplemente “El Peruano Jesús”, quien está detenido en un penal federal tras ser extraditado de España.

Fuentes de la investigación indicaron que sobre “Marvin” pesa una orden de detención por “homicidio agravada y jefe de una asociación ilícita para la comercialización agravada de estupefacientes”.

“Todos los vecinos lo conocen. Tiene un departamento en los monoblocks del Barrio Los Pinos”, precisó uno de los investigadores, que confía en que la difusión de los rostros de los integrantes de la banda ayude a sus capturas.

El fiscal pidió también la detención de Joel David Rodríguez, alias “El Topo”. Sobre él además pesa la imputación de “coacciones agravadas”. Concretamente, Kaszewski tiene probado que es quien amenazaba a los vecinos para que abandonaran una vivienda y así la convertían en búnker para vender cocaína. Si se negaban la reprimenda llegaba en forma de disparos.

Con el simpático apodo de “Maluma”, el fiscal también pidió la detención de otro miembro de la banda: Elian Yair Bret. Este joven sería le integrante de la banda que opera en Villa Betharram y Lomas Verde.

Los otros prófugos de la Justicia e integrantes de la banda del Peruano Marvin son Rodrigo Daniel Sánchez, alias “Pipo”, y Dylan Benjamín Fernández, alias “Pompón”.

Más allá de los roles específicos, sobre todos ellos pesa la imputación de “asociación ilícita y comercialización agravada de estupefacientes”.

La sombra de “Marvin” aparece detrás de varios ajustes de cuentas en la zona de Llavallol, Adrogué y Burzaco. Algunos de ellos son los crímenes de Jorge Adrián Olivera (ocurrido en 2024, en la Villa Betharram) y de Estefanía Gómez (que tuvo lugar en Llavallol, en febrero de este año). A esto se les suma varias tentativas de homicidio con jóvenes baleados.

El poder de la banda fue creciendo ante un accionar policial casi nulo. Eso explica, en parte, la decisión del fiscal de utilizar fuerzas federales para investigar a esta banda.

La UFI 2 descentralizada de Almirante Brown comenzó a difundir en la zona de Llavallol los rostros de los prófugos. Confían que se pueda romper el miedo de los vecinos, muchos de los cuales conocen y han sido víctimas del accionar narco.

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