En medio de la campaña electoral, una vecina de Avellaneda decidió dar un paso al frente. Se trata de Matilde, médica de terapia intensiva y del SAME, que hoy también conduce un Uber para llegar a fin de mes y, en paralelo, se anima a meterse en política.

Con un tono directo y sin maquillaje, Matilde habló de su historia, de la salud pública, de la política local y de su decisión de ser candidata a concejal en Avellaneda por el espacio Potencia.

“Yo no vengo de una estructura, no soy parte de una casta ni de un sindicato. Soy una médica que ve todos los días cómo está el sistema de salud y cómo la gente se queda sin respuestas. Lo que me mueve es eso: que la gente tenga lo que corresponde, porque la vida vale”, aseguró.

Salud, seguridad y la realidad cotidiana

En su testimonio, Matilde relató las falencias que atraviesan hospitales y ambulancias: falta de insumos, médicos mal pagos, guardias colapsadas y hasta personal que debe “hacer una vaca” para comprar elementos básicos. También habló del uso de medicamentos críticos como el fentanilo, del esfuerzo que hacen muchos profesionales para salvar vidas en condiciones precarias y de lo mal que se remunera la tarea médica en comparación con otros trabajos.

“No puede ser que un médico gane lo mismo o menos que manejar un Uber. Y sin embargo muchos colegas lo hacen, porque no les alcanza. Eso es un fracaso del sistema”, sentenció.

En la charla también surgió su mirada sobre la política:
“Cuando la gente votó a Milei fue porque supo captar la bronca contra la casta política y sindical. Hoy esa bronca sigue, porque el vecino todavía tiene que elegir si paga la luz, el gas o si compra carne. Eso no cambió”, reflexionó.

Una candidatura vecinal

Lejos de los grandes aparatos, Matilde plantea que su campaña se sostiene con esfuerzo personal y de vecinos:
“Tengo la casa llena de boletas. Mis hijos me ayudan a doblarlas. Acá no hay estructuras ni cajas millonarias, hay vecinos que ponen el cuerpo. Yo sigo trabajando en la ambulancia y manejando un Uber. Eso también es militar, porque uno deja lo propio para pensar en el bienestar de los demás”, relató.

Además, señaló que lo que más valora es el contacto directo con la gente: “Los votos se ganan de a uno. A veces vale más un asado con vecinos y amigos que una campaña millonaria en redes sociales”.

Política de vecinos, no de dirigentes

Su mensaje final fue contundente:
“La política necesita gente común. Una policía, un remisero, un trabajador, un vecino cualquiera que entienda lo que es ir al chino, esperar horas en un hospital o que se te inunde la casa. Yo quiero ser parte de ese cambio. No soy más que nadie, pero tengo experiencia, coherencia y ganas de hacer las cosas bien”.


👉 Una médica, madre, escritora y vecina de Avellaneda que decidió dar el salto a la política con la esperanza de representar a quienes, como ella, todos los días luchan desde abajo.

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