En el Día de la Radio, el histórico comunicador y escritor dialogó con La Voz del Vecino. Recordó sus inicios, la influencia de su abuela, la vigencia del radioteatro y la importancia de la radio comunitaria.
En el marco del Día de la Radio, La Voz del Vecino conversó con Antonio Villamayor, referente indiscutido del medio, docente y escritor recientemente distinguido por su trabajo literario. Con más de cuatro décadas de trayectoria, Villamayor habló sobre la esencia de la radio y su vigencia en tiempos de cambios tecnológicos.
“La radio es imaginación, es el gran teatro del aire. Es la risa, la emoción, la fuerza y la debilidad, todo conviviendo en un mismo espacio sonoro. Lo que no se ve, la radio lo convierte en imagen para el oyente”, aseguró Villamayor, con la pasión intacta por el oficio que abrazó desde la infancia.
El comunicador recordó que sus primeros vínculos con la radio llegaron de la mano de su abuela Magdalena, quien le enseñó a escuchar mientras trabajaba en su casa del Gran Buenos Aires. “Tenía apenas cinco años cuando descubrí que la radio era compañía, historias y recuerdos. Ese contacto afectivo no se pierde nunca”, señaló.
Villamayor también destacó la importancia de los radioteatros, género que impulsó en distintas etapas de su carrera. “No se trata de volver a los años 40 o 50, sino de recrear la vida cotidiana en clave teatral. Un radioteatro es un espejo de la sociedad: personajes, diálogos y actitudes que nos representan. Es imaginación colectiva puesta al servicio de la audiencia”, explicó.
La conversación derivó en la actualidad de la radio en la región y el mundo. “En países como Ecuador, la radio es motor de comunidades enteras, sobre todo en pueblos indígenas. Mientras tanto, en este tiempo de hiperconectividad, paradójicamente estamos más incomunicados que nunca. La radio mantiene su vigencia porque genera identificación y cercanía, porque sigue siendo un servicio”, reflexionó.
Finalmente, el entrevistado valoró el rol de la radio comunitaria como cronista de época: “Cada programa registra la vida de los vecinos, sus alegrías y problemas, sus luchas y esperanzas. Somos narradores de lo cotidiano, y ese es un legado que permanecerá para las futuras generaciones”.