El partido por Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile, disputado en el estadio Libertadores de América, terminó en un verdadero escándalo que dejó un saldo de 111 detenidos, numerosos heridos y graves destrozos en las instalaciones.

Según el informe oficial de la Jefatura Departamental de Avellaneda, los disturbios comenzaron alrededor de las 21:05, cuando un grupo de simpatizantes chilenos fue captado por cámaras del estadio incendiando una butaca plástica y arrojando objetos hacia la tribuna Sur Baja, donde se encontraban hinchas locales.

La violencia escaló hacia las 22:05, con el marcador 1 a 1, cuando hinchas visitantes comenzaron a romper baños, cañerías y rejas en la tribuna asignada, además de arrojar varillas metálicas y otros objetos contundentes hacia los sectores inferiores. La reacción de simpatizantes de Independiente derivó en enfrentamientos en distintos sectores del estadio.

La policía informó que se produjeron tres heridos locales con lesiones en la cabeza y varios visitantes fueron retirados del estadio golpeados y hasta desnudos, siendo atendidos por personal médico y trasladados a los hospitales Fiorito, Presidente Perón y Wilde.

Uno de los puntos más sensibles del parte oficial fue la reunión de urgencia mantenida en medio de los disturbios entre la policía, Previde, dirigentes de ambos clubes y representantes de la CONMEBOL. Tanto la policía bonaerense como el organismo de seguridad provincial insistieron en suspender el encuentro para preservar la integridad de los presentes, pero la CONMEBOL se negó y exigió que la policía desalojara a la parcialidad visitante para luego continuar el partido. La fuerza rechazó esa medida por considerarla de “alto riesgo”.

Finalmente, el partido fue suspendido y se inició el operativo de desalojo que derivó en 111 aprehendidos por resistencia a la autoridad, lesiones graves y daños, en su mayoría ciudadanos chilenos. Varios de ellos quedaron internados en hospitales de la zona con fracturas y heridas de consideración.

Las imágenes de destrozos en los sanitarios, rejas arrancadas y el micro visitante con vidrios rotos reflejaron la magnitud del descontrol. El informe policial concluye que se priorizó la contención de los locales y el egreso escalonado de los visitantes para evitar un choque aún más violento.

Los incidentes en Avellaneda ya fueron elevados a las autoridades chilenas y podrían derivar en sanciones severas de la CONMEBOL para la Universidad de Chile, además de investigaciones judiciales en territorio argentino.

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