En La Voz del Vecino se escuchó el testimonio de Carla, vecina del barrio Fátima de Wilde, que relató la difícil situación que atraviesa junto a su familia y decenas de vecinos por los cortes reiterados de energía eléctrica.

Según contó, los problemas comenzaron el 13 de agosto, con interrupciones sistemáticas de entre 7 y 8 horas por día, tanto de día como de noche. Sin embargo, la situación empeoró el lunes pasado, cuando quedaron tres días completos sin suministro eléctrico.

“Somos cuatro en casa. Mi hija trabaja desde mi domicilio y no pudo hacerlo en estos días. La heladera se arruinó, perdimos toda la comida, tuvimos que bañarnos en casas de amigos y comer afuera. Fue horrible”, relató.

Carla explicó que realizó múltiples reclamos diarios a Edesur, pero las respuestas fueron contradictorias: “Primero nos decían que no había cortes registrados, después que ya estaba solucionado cuando en realidad seguíamos sin luz. El enojo fue la mentira constante”.

Ante la falta de solución, muchos vecinos se acercaron personalmente a las oficinas de la empresa en Sarandí. Allí, según les informaron, con lluvia no iban a salir a reparar. “Si llueve una semana entera, ¿nos quedamos sin luz una semana? Eso nos dijeron”, denunció indignada.

La vecina también remarcó el impacto económico y emocional: “Pago la boleta todos los meses, a veces 40, 60 mil pesos. Cumplo siempre, pero cuando uno prende la lamparita no enciende. Te arruinan la rutina y también la cabeza, porque la vida sigue, uno tiene que trabajar, estudiar, estar presentable, y mientras tanto estás renegando con los reclamos”.

Carla adelantó que, de seguir así, su familia evalúa comprar un grupo electrógeno de cara al verano. “Si esto pasa en invierno, no me quiero imaginar lo que va a ser con 40 grados”, advirtió.

El caso refleja una problemática que atraviesan numerosos barrios del conurbano: cortes prolongados, falta de mantenimiento, ausencia de planes de contingencia y boletas cada vez más impagables.

“Hoy trabajamos para pagar los servicios. Gas, luz, agua, todo carísimo. Y encima nos cortan. Cambian los gobiernos, pero con Edesur todo sigue igual. Nadie le pone el cascabel al gato”, cerró Marcelo Brunwal en su editorial.

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