Por Marcelo Brunwald

El día de ayer se vivió un momento trascendental para la ciudad de Avellaneda y para toda la Argentina: comenzó oficialmente el proceso de canonización de Jorge Cristian Pérez, joven laico, vecino de Wilde, comprometido con la fe, la comunidad y los valores cristianos. Hoy es reconocido por la Iglesia como Siervo de Dios, primer paso en el camino hacia la santidad.

La apertura formal de la causa se realizó en la sede del Obispado de Avellaneda-Lanús, encabezada por el obispo Monseñor Maxi Margni, acompañado por sacerdotes y miembros de la comunidad. Este es el primer expediente de santidad que se abre en la diócesis, lo que lo convierte en un hecho histórico.

¿Quién fue Jorge Cristian Pérez?

Nacido y criado en Wilde, Jorge fue un joven común: viajaba en colectivo, andaba en bicicleta, tenía novia, soñaba con casarse y formar una familia. Amaba la música, tocaba el bajo en una banda llamada Incon Club y ganó premios en los Juegos Bonaerenses. También era deportista y muy querido por su grupo de amigos.

Pero su vida tuvo un giro profundo cuando se integró a Acción Católica, donde desarrolló una intensa vida parroquial. Allí se convirtió en referente para otros jóvenes, guiándolos con el ejemplo y demostrando que se puede vivir la fe de manera alegre y cercana.

Su amigo David lo recuerda así:

“Jorge era sencillo, humilde, con Dios como prioridad. Nos unió como grupo, nos enseñó que se podía ser feliz dentro de la Iglesia y nos transmitía una paz increíble. Nunca te decía que no”.

Un testimonio de perdón extremo

Jorge falleció trágicamente el 6 marzo 2000, víctima de una bala perdida durante un tiroteo en su barrio. Tenía solo 22 años.
En sus últimos instantes, y pese al dolor, sorprendió con un gesto que marcaría para siempre su recuerdo:

“Cuando un vecino habló de vengarlo, él, herido y consolando a su madre, dijo: Yo ya los perdoné”, relató David.

Este acto de perdón en una situación extrema es uno de los rasgos más destacados de su vida cristiana y uno de los motivos que hoy inspiran a abrir su causa.

Un santo de barrio

El padre Raúl, otro de los que lo conocieron de cerca, subraya que Jorge vivía el Evangelio en lo cotidiano: ayudaba a quien lo necesitara, tendía puentes entre personas enfrentadas, cedía su abrigo a alguien en la calle y buscaba siempre unir. Todo, sin alardes.

Jorge no era un religioso de claustro ni un predicador lejano; era un joven de barrio, cercano y auténtico. Esa imagen rompe con el estereotipo del santo inalcanzable y muestra que la santidad puede vivirse en lo pequeño, desde la vida diaria.

El proceso hacia la santidad

La canonización tiene varias etapas:

  1. Siervo de Dios – fase actual, donde se investiga su vida y virtudes.
  2. Venerable – reconocimiento oficial de virtudes heroicas.
  3. Beato – requiere la aprobación de un milagro atribuido a su intercesión.
  4. Santo – requiere un segundo milagro posterior a la beatificación.

Actualmente, una comisión del Obispado está reuniendo testimonios y documentación. Más de 50 personas serán entrevistadas para dar fe de su vida y obra.

Una devoción que crece

Ya existe una estampa oficial para la devoción privada y se invita a los fieles a pedir su intercesión. David lo resume así:

“Podés hablar con él como con un amigo. Desde un examen hasta un problema de salud, Jorge escucha y acompaña”.

La noticia ha generado orgullo en Avellaneda y emoción entre quienes lo conocieron. Si el proceso avanza, Jorge Cristian Pérez podría convertirse en el primer santo de la diócesis y uno de los pocos santos argentinos reconocidos por la Iglesia.

Como dijo el periodista Marcelo Brunwal, que dio la primicia:

“Estamos ante un hecho histórico. Jorge demuestra que todos tenemos la posibilidad de ser santos, incluso desde lo más cotidiano, desde la esquina de nuestro barrio”.

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