El boxeador argentino contó en Polideportivo Radial cómo fue dejar el fútbol para dedicarse de lleno al deporte que le dio identidad. A los 33 años, se prepara para defender el título argentino mientras sueña con pelear en la elite mundial.
De Vélez y River al ring
Braian Nahuel Suárez no siempre supo que el boxeo sería su camino. Durante su infancia y adolescencia, su mundo giraba alrededor del fútbol. Pasó por infantiles en Vélez Sarsfield y River Plate, y más tarde completó las inferiores en Almagro hasta quinta división. Sin embargo, cuando el club enfrentaba un momento difícil, decidió no probar suerte en otro lado. Fue entonces cuando una pasión latente tomó forma definitiva: el boxeo. “Jugaba al fútbol, pero hacía boxeo de manera recreativa. Me gustaba. Cuando dejé el fútbol, probé en el boxeo y anduve bien”, relató.
El debut, el título y la pelea soñada
Su primer combate profesional llegó en 2016, con un contundente nocaut en el segundo round frente a un rival de Quilmes. Desde entonces, su carrera fue en ascenso. De todas sus victorias, hay una que destaca: febrero de 2020, cuando se consagró campeón argentino. “Decían que estaba verde, que era pronto para pelear por el título. Gané por knockout en el primer round y les di una sorpresa a todos”, recordó con orgullo.
La experiencia internacional también dejó huella. En su última pelea en Rusia ante Vasily Boteshovsky, Suárez no se quedó con el triunfo, pero sí con el reconocimiento. “El promotor me vino a felicitar. Me llevé el aplauso de toda la gente”, aseguró.

Para quienes no conocen el deporte en profundidad, Brian define su estilo como ofensivo, pero técnico. No se trata solo de ir hacia adelante. “Presiono con muchos golpes y combinaciones, trato de recibir lo menos posible. Tengo 19 knockouts en 20 peleas, eso habla de la pegada”, explicó. Su entrenamiento, de doble turno, se divide entre la preparación física por la mañana y la técnica-táctica por la tarde. La disciplina es la clave.
Pelear en semipesado implica una exigencia física y mental constante. “Con cada preparación y pelea uno aprende algo diferente. No solo ganás experiencia con las peleas, también con los sparrings y entrenamientos”, señaló. A sus 33 años y con 24 peleas en el lomo, Brian se considera un boxeador hecho y derecho: “Ya pasé por todo”.
El boxeo también lo formó como persona. Le dio valores que hoy transmite a sus hijas. “Te enseña a cumplir, a dar el máximo. Si no estás preparado, la pasás mal. Por eso hay que entrenar, ser disciplinado y llevar una vida sana”, sostuvo.
En cuanto a sus referentes, no duda: su ídolo es Mike Tyson, aunque también siente admiración por Muhammad Ali. Apunta alto, pero con los pies firmes sobre la tierra.
Representar a la Argentina, un orgullo que no se negocia
Más allá del ring, Braian siente el orgullo de representar al país en cada rincón del mundo. “Me llena de felicidad salir con la bandera argentina, que te pregunten por el mate, que te reconozcan. Es hermoso”, expresó.

Con la mira puesta en octubre, Suárez planea defender su título argentino. Pero su verdadero objetivo es internacional: meterse entre los primeros quince del ranking mundial. “Apunto a pelear con algún rankeado para tener la chance de ir por un título mundial”, reveló.
A los jóvenes que quieren seguir sus pasos, les deja una consigna firme: disciplina y esfuerzo. “El boxeo a veces es solitario, a veces se cae una pelea a último momento. Pero hay que seguir metiéndole”, aconsejó.
A sus fans, les agradece el cariño diario y asegura: “Siempre salgo a dejar todo. A veces se gana, a veces no, pero nunca salgo a regalar una pelea”.
En un deporte tan exigente como el boxeo, Braian Suárez encontró su vocación. Y si algo deja claro su historia es que el talento sirve, pero la disciplina lo es todo.