Todos conocemos la historia: Juan Bautista Cabral, el soldado que dio su vida para salvar al general San Martín en el combate de San Lorenzo. Lo cantamos en la escuela, lo escuchamos en cada acto patrio. Pero… ¿sabés dónde están sus restos hoy? ¿Y si te dijéramos que no hay certezas?

Eduardo Mundani, granadero reservista e integrante de la Asociación de Granaderos Reservistas de la República Argentina, habló con En la Mira y reveló una historia que mezcla memoria, política y polémica.
“Cabral no era sargento, era soldado raso. Murió en el convento de San Carlos, después de recibir dos heridas de arma blanca mientras liberaba a San Martín, que estaba atrapado bajo su caballo”, cuenta Mundani.
Ese 3 de febrero de 1813 fue un día de calor extremo. Los cuerpos de los granaderos caídos fueron enterrados rápido, en una fosa común. No hubo identificación. Lo mismo pasó con los realistas muertos en combate.
Décadas más tarde, en los años 40, nadie sabía dónde estaban los restos… hasta que una vecina, Doña Bienvenida Palacios, reveló que su padre había ayudado a enterrarlos. Así se identificó el lugar: el patio del colegio junto al convento.
Pero hace poco, un intendente de Corrientes quiso trasladar los restos de Cabral a su provincia natal. ¿El problema? No hay pruebas de que esos restos sean realmente de Cabral. “Fue una movida política. Se montaron sobre una certeza que no existe”, denuncia Mundani.
Cabral figuraba como soltero, sin descendencia. No hay registros que permitan hacer pruebas genéticas. Y los restos fueron manipulados, mezclados y trasladados varias veces. Hoy están en dos urnas en el cementerio de San Lorenzo, junto a otros caídos de distintas batallas.
En 1946 se levantaron restos para colocarlos en un monumento. Pero según Mundani, “se mezclaron huesos, se hicieron homenajes simbólicos, pero no se respetó la verdad”.
El Ministerio de Defensa frenó el traslado. No hay acuerdo formal. Y los granaderos reservistas siguen peleando por algo simple: que se respete la historia.
“Cabral no fue un mito. Fue un patriota de verdad. Y merece que lo recordemos con respeto, no con oportunismo”, cierra Mundani.