Este domingo 27 de julio a las 15 horas, el Bodegón Cultural Costa del Plata te espera en Juan B. Justo 1990, a solo 70 metros del Autódromo de Avellaneda, para una jornada que une historia, lucha y solidaridad.

El evento se llama “Gilda Solidaria”, y convoca a colaborar con alimentos no perecederos, ropa, calzado y juguetes. Todo será destinado a comedores barriales y al Hogar de Adultos Mayores del ex Hospital de Wilde. La entrada es libre y gratuita.

Claudia Mingrone, presidenta del espacio, vecina de toda la vida y productora de vino patero desde hace 57 años, lo dice con claridad:
“Vivimos de esto, lo remamos día a día. Queremos mantener esta historia. La crisis pegó fuerte y nunca recibimos ayuda del municipio. Lo hacemos todo a pulmón.”

La comisión directiva está organizada, aunque pequeña. Cada integrante aporta lo que puede desde su trabajo, estudio y familia. El impulso es barrial, comunitario y sin subsidios.
“Estamos ordenados para recibir ayuda, pero hasta hoy no llegó. Igual seguimos, porque esto no es solo nuestro: es de Villa Domínico.”

Durante el evento habrá artistas invitados, degustación de vinos de ciruela, frutilla y pera, y un espacio abierto para compartir. También se aceptan donaciones de muebles, materiales y manos colaboradoras para seguir creciendo.
“Lo que más vale hoy es el tiempo. Dos manos que quieran ayudar pueden cambiar mucho.”

Claudia también compartió la visita fugaz del intendente Jorge Ferraresi. Le ofrecieron una empanada, un vaso de agua y una idea: armar tablas de picada con productos locales.
“Fue muy breve. Le planteé la falta de agua potable, de cloacas, la necesidad de seguridad. Pero pasó rápido. No nos sentamos a hablar.”

El reclamo no se aleja del espíritu del evento: hacer visible lo invisible, unir vecinos, mostrar que en la costa también se vive, se produce y se sueña.
“Esta pregunta que vos me hiciste con anterioridad, me gustaría mantenerla. Porque más allá de lo lindo o feo, lo importante hoy es la solidaridad.”

Señor intendente: los vecinos no piden favores, piden lo básico. Agua potable. Cloacas. Seguridad. Después de veinte años de gestión, sería un broche de oro que todos los hogares de Avellaneda puedan abrir una canilla y tener agua segura.

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