Fue pionera durante la pandemia al ofrecer clases gratuitas desde su casa. Hoy lidera un gimnasio repleto de alumnos y proyecta nuevos espacios de entrenamiento comunitario.


La historia de Noelia Burgos es la de alguien que no bajó los brazos. En diálogo con Polideportivo Radial, recordó cómo convirtió el encierro de la pandemia en una red de movimiento y contención. “Ponía el teléfono en mi habitación, nerviosa. Todo era nuevo. Pero empezaron los mensajes, los comentarios, la gente que me decía ‘necesito entrenar’. Y eso fue mi cable a tierra”, compartió.

Los vivos por Facebook —ofrecidos gracias a la iniciativa de Marcelo Brunwald y Multimedio En la Mira— se transformaron en un recreo emocional para vecinos que no encontraban motivación. “Muchos me escribían deprimidos. Yo los incentivaba con mensajes, les decía: ‘Te espero a las siete’. Y se conectaban aunque nunca hubieran entrenado.”

En paralelo, Noelia adaptó rutinas accesibles para todas las edades con lo que había en casa: botellas, sillas, colchonetas. “La actividad física ayuda a la salud, pero también a la cabeza. Esa hora era para ellos… y también para mí.”

Cuando los gimnasios reabrieron, debió enfrentar protocolos estrictos y grupos reducidos. “Con barbijos, alcohol, ventanas abiertas. Hasta más trabajo que desde casa. Pero nunca bajé los brazos.”

Y con ese empuje abrió su propio gimnasio en enero de 2023. Primero fue un local pequeño, armado con los elementos que compró durante la pandemia. La demanda fue tanta que debió mudarse a un espacio más grande. Hoy trabaja con alumnos en todos los horarios y tiene además una escuela de zumba.

El gimnasio queda en Av. Belgrano 6291, casi Fabián Onzari, Wilde. Se pueden pedir informes por Instagram, donde ella misma responde: “Siempre soñé con tener mi espacio, mi gente, mi forma de guiar. Que el gimnasio tenga mi esencia.”

Y lo logró.

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