El mercado laboral argentino experimentó una contracción significativa desde noviembre de 2023, días antes de la asunción de la administración del presidente Javier Milei, con una destrucción total de empleo que superó los 170.000 puestos de trabajo al combinar las pérdidas del sector privado y público. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) revelaron que el empleo asalariado privado registrado cayó cerca de 130.000 puestos, mientras que el sector público redujo en 70.000 empleos en el mismo período.

La construcción encabezó las pérdidas del sector privado con 72.121 empleos menos entre marzo y noviembre de 2023, representando entre el 60% y 70% del total de puestos destruidos en este segmento. También, el gobierno de Milei produjo un fuerte ajuste en el sector público nacional, donde los despidos representan cerca de 15% del total del plantel de empleados de la administración pública nacional, según se desprende del análisis de los datos oficiales.

En el ámbito privado, el sector textil, confecciones, cuero y calzado perdió 10.784 empleos, seguido por la metalmecánica con 10.048 puestos menos. Los transportes registraron una caída de 9.971 empleos, mientras que “otras manufacturas” redujo su plantilla en 8.976 puestos. Los sectores de servicios también se vieron afectados: otros servicios a empresas perdió 8.064 empleos, educación 7.040, otros servicios 6.930, hotelería y restaurantes 5.574, y comunicaciones 5.332 puestos de trabajo.

Sectores que crearon empleo y distribución geográfica

Pese al panorama general de contracción, algunos sectores lograron generar empleo neto durante el período analizado. Las actividades agropecuarias y pesca crearon 18.267 puestos, el comercio sumó 17.675 empleos, y alimentos y tabaco incorporó 10.887 trabajadores. Los servicios de investigación, seguridad y limpieza añadieron 7.662 empleos, mientras que las actividades de informática generaron 4.908 nuevos puestos.

La situación del empleo mostró marcadas diferencias geográficas. Seis provincias registraron crecimiento neto en el empleo privado: Chubut, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro y San Juan. Se trata de regiones petroleras o con fuerte presencia de actividad minera las que muestran un desempeño diferente al resto del país.

Once jurisdicciones experimentaron caídas menores al 5%: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán. Finalmente, las provincias más afectadas, con pérdidas superiores al 5%, fueron Catamarca, La Pampa, La Rioja, Salta, San Luis, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Además de la construcción, cuya caída se explica por el parate total de la obra pública y la merma en la construcción privada, los sectores más golpeados incluyen aquellos que compiten con importaciones y los afectados por la caída del turismo receptivo.

El poder adquisitivo de los trabajadores también se vio afectado, con una leve caída del salario real en pesos durante febrero, marzo y abril, período en el que las paritarias estuvieron por detrás de la inflación. Sin embargo, la inflación del 1,5% registrada en mayo podría alivianar esta situación, según los datos analizados.

La situación actual presenta características particulares al compararse con recesiones anteriores. Aunque la destrucción de empleo es algo menor que la registrada durante 2018-2019, cuando se perdieron 250.000 puestos en el empleo privado registrado, la diferencia radica en el ajuste experimentado por el sector público, un fenómeno que no se había presentado en crisis previas.

Según los especialistas, para mantener estable la tasa de desocupación, la economía argentina necesita crear entre 200.000 y 250.000 puestos de trabajo anuales debido al crecimiento de la población económicamente activa, una cifra que hoy parece inalcanzable.

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