La Comunidad Caboverdiana en Dock Sud: Raíces que Construyen Avellaneda
La Voz del Vecino, el programa de Marcelo Brunwald, que se emite por www.impactosur.com.ar de martes a viernes de 10 a 12 hs, recordamos una entrevista a Alberto Vicente Díaz, cónsul honorario de Cabo Verde y representante de la comunidad caboverdiana en Argentina.

Una historia de inmigración y fraternidad
Desde hace décadas, Avellaneda ha sido el hogar de numerosas familias caboverdianas que llegaron al país buscando trabajo y oportunidades. “Cabo Verde es un país de emigración constante, hoy tiene alrededor de 120.000 habitantes, pero en el mundo hay más de 2 millones de caboverdianos,” explica Alberto Vicente Díaz, hijo de inmigrantes y cónsul honorario desde 1994.

Dock Sud, un centro clave para la comunidad
Históricamente, la comunidad caboverdiana se asentó en la zona sur del conurbano, especialmente en Dock Sud, debido a su cercanía con el puerto y la Isla de Marchi. Muchos caboverdianos llegaron en barcos, algunos como trabajadores, otros como polizones que buscaban un futuro mejor. “El puerto de Buenos Aires era la entrada a una nueva vida, y Dock Sud se convirtió en un núcleo de familias que se ayudaban unas a otras,” recuerda Alberto.

Tradición, cultura y una comunidad unida
La identidad caboverdiana en Argentina no solo está marcada por el trabajo, sino por una fuerte fraternidad y apego a sus raíces. “No importa en qué lugar del país estemos, los caboverdianos nos reconocemos y ayudamos mutuamente,” dice Alberto. La música, la gastronomía y el sentido de comunidad han sido fundamentales para mantener vivas sus tradiciones.

Una contribución fundamental a Argentina
Muchos caboverdianos trabajaron en la navegación y el comercio, contribuyendo al desarrollo del país. “Mi padre fue navegante, como muchos otros que ayudaron a impulsar la flota argentina. Otros, como Adriano Rocha, se convirtieron en comerciantes y ciudadanos influyentes en Avellaneda,” destaca Alberto.

El futuro de la comunidad
Hoy, las nuevas generaciones buscan integrarse en la sociedad argentina sin perder sus raíces. “El caboverdiano siempre piensa en volver a su país y ayudar a su gente. Hay un fuerte sentido de fraternidad y compromiso con nuestras raíces,” concluye el cónsul.

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