El presidente Javier Milei participó en el tradicional acto litúrgico por el 215 aniversario de la Revolución de Mayo. No saludó ni a Victoria Villarruel ni a Jorge Macri.
El presidente Javier Milei participó con sus ministros en el tradicional Tedeum por el 25 de Mayo, en el marco del 215 aniversario de la revolución acontecida en dicha fecha.
Además de Milei, también asistió el gabinete de gobierno, cuya primera línea estuvo conformada por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el ministro de Defensa, Luis Petri, y el canciller Gerardo Werthein.
Además del presidente, también estuvieron presentes la vicepresidenta Victoria Villarruel y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, con quienes Milei no se saludó.
Milei, su hermana y los ministros, caminando hacia la Catedral para asistir al Tedeum.
El jefe de Estado entró a la Catedral Metropolitana a las 8:49 horas junto a su hermana, y fue recibido por el monseñor García Cuerva. También saludo a José Luis Espert con un abrazo, pero evitó estrechar su mano con la del jefe de Gobierno porteño o saludar a Victoria Villarruel.
El acto litúrgico de este año es el primero que se celebró desde el fallecimiento del papa Francisco, quien fuera, antes de ser Santo Padre, arzobispo de Buenos Aires durante más de una década.
El monseñor Jorge García Cuerva dio un mensaje crítico respecto a la situación económica que atraviesa gran parte de la población, y reiteró su reclamo por los jubilados. También se refirió al discurso estructurado alrededor del antagonismo político que impera en la sociedad: “No se construye desde la guerra entre nosotros”, aseveró.
“Vamos a pedirle a Dios que muestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, la tolerancia, el respeto. Y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, y se muere la esperanza de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”, inició du discurso el arzobispo.
Tras la misa, el presidente permanecerá en la Plaza de Mayo para presenciar el cambio de guardia de los regimientos históricos en una ceremonia que se extenderá media hora.