Los ecuatorianos votan este domingo en una segunda vuelta reñida y con el telón de fondo de la violencia narco. Rige el estado de excepción.
Altísima participación ciudadana en las urnas
El Consejo Nacional Electoral (CNE) informó que más del 82% del padrón habilitado concurrió a votar, superando las expectativas y marcando una de las participaciones más altas desde el retorno a la democracia. La jornada transcurrió sin incidentes graves, aunque hubo denuncias aisladas de irregularidades menores, como falta de boletas o demoras en la apertura de algunas mesas. “El pueblo ecuatoriano dio una muestra de compromiso democrático”, expresó la presidenta del CNE, Diana Atamaint, en una conferencia posterior al cierre.
Si Luisa González logra imponerse en el balotaje, marcaría el retorno del correísmo al poder tras siete años de gobiernos opositores. Rafael Correa, aunque inhabilitado y radicado en Bruselas, ha sido una figura omnipresente en la campaña. González prometió “recuperar la estabilidad” y aseguró que su prioridad será “retomar el rumbo de la soberanía y la justicia social”, aunque evitó referirse directamente a medidas que impliquen reformas constitucionales.
Noboa, en busca de consolidar su estrategia contra el narco
Daniel Noboa centró su campaña en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, que en los últimos años convirtieron a Ecuador en uno de los países más violentos de la región. “Quieren que bajemos los brazos, pero esta guerra no terminó”, sostuvo en su cierre de campaña. Desde su llegada al poder, impuso estados de excepción en varias provincias y reformó protocolos de seguridad en cárceles, donde se originan buena parte de los conflictos con bandas criminales. Para muchos votantes, esta mano dura fue clave para decidir su apoyo.
Incertidumbre económica en el centro del debate
Más allá de la seguridad, otro de los temas centrales de la campaña fue la economía. Ecuador enfrenta una caída sostenida en sus reservas internacionales, altos niveles de endeudamiento externo y un crecimiento limitado. Noboa propuso un plan de incentivos a la inversión privada, mientras que González apostó por reactivar el gasto público y renegociar acuerdos con organismos internacionales. Analistas consultados por medios locales advirtieron que “el margen de maniobra del próximo presidente será muy estrecho”.
El desenlace de esta elección también es seguido con atención desde otros países de la región, especialmente por sus implicancias geopolíticas. Un triunfo de González podría fortalecer un eje progresista en Sudamérica que intenta reagruparse tras la salida de Jair Bolsonaro en Brasil y el cambio de signo en Colombia y Chile. En cambio, una victoria de Noboa reforzaría el bloque de gobiernos alineados con posturas más liberales y promercado.
Qué pasará después del resultado
Según lo dispuesto por el calendario oficial, el presidente electo asumirá el cargo el próximo 24 de mayo. A partir de entonces, deberá enfrentarse a un Congreso fragmentado, en el que ninguna fuerza política tiene mayoría propia. Este escenario obliga a tejer alianzas y acuerdos para avanzar con reformas. En caso de un nuevo gobierno correísta, habrá que observar también la reacción de los sectores empresariales y los vínculos con Estados Unidos, que fueron tensos durante la era Correa.
Los ecuatorianos votan este domingo para elegir presidente entre el mandatario Daniel Noboa y la correísta Luisa González en el marco de una segunda vuelta pareja que avanza en un clima de tensión social marcado por la violencia del narcotráfico. Las elecciones cuentan con una fuerte custodia militar y policial en los colegios donde unos 13,7 millones de ciudadanos ejercen su derecho al voto.
Varias encuestadores provén un final ajustado tras una primera vuelta en la que el actual presidente ganó el primer lugar, aunque con un escueto margen por arriba de González. Según la consultora Comunicaliza, a principios de abril la intención de voto por Noboa registraba un 50,3% frente a un 49,7% de la candidata de centro-izquierda.