El servicio del colectivo 570, una línea fundamental que conecta barrios clave de Avellaneda con hospitales, el municipio y otros puntos importantes, enfrenta una grave crisis. La posibilidad de su cierre en los próximos meses ha generado alarma entre vecinos y usuarios, especialmente tras un ultimátum de tres meses que la empresa DOTA, encargada de la línea, estableció para su recuperación.
Tras un prometedor estreno de un nuevo recorrido que contó con la presencia de Magdalena Sierra, esposa del intendente, en Villa Domínico, el servicio del 570 ha sido objeto de múltiples críticas. Vecinos de los barrios Gráfico y Arquitectura expresaron sus quejas, afirmando que las frecuencias del colectivo son insuficientes, asemejándose más a las de una zona rural que a un área urbana. “Esperé 40 minutos y terminé tomando el 98 que me deja a 8 cuadras porque una señora me dijo que llevaba más de una hora esperando,” relató una usuaria, reflejando la frustración cotidiana.
La página de Facebook “La 570 Oficial” también ha sido espacio para comentarios de usuarios preocupados por el futuro de la línea. Algunos señalan que la falta de frecuencia ha provocado que los pasajeros busquen alternativas, lo que a su vez debilita la rentabilidad del servicio. Otros rumores apuntan a que las unidades podrían ser trasladadas a Córdoba, como ocurrió con la 421, donde el grupo empresarial encontraría un mercado más rentable.
Además, otro tema delicado es el convenio de la 570 con la municipalidad, especialmente en relación a los pases escolares, de jubilados y discapacitados, inlcuso algunos hablan de “pases a militantes”, cuya tarifa reducida no resultaría rentable para la empresa. “En una cola de 15 personas, 10 van con pase. Es inviable,” comentan fuentes cercanas a la empresa, sugiriendo que esto podría ser parte de un plan para municipalizar la línea.
La incertidumbre crece entre los vecinos que dependen del 570 en barrios como Maciel y Gráfico, donde se reporta que el servicio dejará de funcionar a partir del lunes. Ante esta situación, muchos proponen que el municipio asuma el control de la línea y la convierta en la primera línea municipal, garantizando un servicio digno y accesible para todos.
El destino del colectivo 570 sigue siendo incierto, pero lo que es seguro es la necesidad de encontrar soluciones urgentes para un servicio vital que, hoy por hoy, está en peligro de desaparecer.