Cinco años de la cuarentena más larga de la historia: una herida que aún duele en Argentina

El 20 de marzo de 2020, la vida cotidiana de los argentinos cambió para siempre. El gobierno de Alberto y Cristina Fernández decretó el inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), una medida que buscaba frenar el avance del COVID-19, pero que terminó marcando a fuego a toda una generación. Lo que comenzó como una cuarentena de 15 días se extendió por meses, convirtiéndose en una de las más largas del mundo.

Durante ese tiempo, las calles quedaron desiertas, los abrazos se convirtieron en un recuerdo lejano y las despedidas de seres queridos se realizaron a través de videollamadas. Familias enteras sufrieron la pérdida de sus miembros sin poder acompañarlos en sus últimos momentos. Hubo quienes murieron solos en sus hogares, mientras el país entero vivía en un aislamiento que muchos calificaron como “cavernícola”.

La cuarentena dejó profundas cicatrices en la salud mental de los argentinos. Hoy, cinco años después, los trastornos de ansiedad y el estrés postraumático son parte del legado de aquellos días. Las relaciones humanas cambiaron: la gente dejó de hablar por teléfono, las reuniones con amigos se volvieron esporádicas y el humor colectivo se transformó en una mezcla de resignación y melancolía.

El saldo de la pandemia en Argentina fue devastador: más de 130 mil muertos y una sociedad que aún intenta reconstruirse. Las imágenes de hospitales colapsados, calles vacías y barbijos omnipresentes son un recordatorio de un tiempo que nadie quiere revivir, pero que tampoco puede olvidar.

A cinco años de aquel 20 de marzo, es momento de reflexionar sobre lo vivido, aprender de los errores y valorar lo que antes dábamos por sentado: la libertad de abrazar, de despedirnos y de vivir sin miedo.

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