En Avellaneda, el arroyo Sarandí se ha vuelto a teñir de rojo, generando una alerta ambiental que ha captado la atención mundial. Este fenómeno alarmó a los vecinos, quienes denunciaron la falta de respuesta de las autoridades. La noticia ha sido recogida por medios internacionales como la agencia EFE, CNN en Español, cadenas francesas y hasta en Japón.
El cambio de color del arroyo, atribuido a desechos industriales, ha afectado la salud de los residentes, que reportan irritaciones en los ojos y mucosas. A pesar de las denuncias, las autoridades locales no han tomado medidas concretas para evitar futuros vertidos. Los vecinos están consternados y exigen acciones urgentes para proteger el arroyo y garantizar un ambiente saludable.
Es preocupante que, a casi dos semanas del primer episodio, ninguna autoridad haya dado la cara ni informado sobre qué sustancias están contaminando el arroyo. Las autoridades locales parecen no haber tomado ningún tipo de recaudo ni establecido guardias para evitar que sigan vertiendo venenos al río las empresas o algún criminal.
La situación ha puesto a Avellaneda en el mapa mundial como un símbolo de la crisis ambiental que enfrenta la región. Los vecinos exigen respuestas y acciones inmediatas para asegurar que la mercadería llegue a quienes realmente la necesitan y se proteja la salud de la comunidad.