Cómo evitar el síndrome postvacacional
La vuelta a la rutina y al trabajo afecta a casi todos. El síndrome postvacacional, precisamente, es el trastorno más frecuente que surge después de un periodo de vacaciones.
No está considerado como una patología en sí, sino como una dificultad a la hora de adaptarse a unas rutinas tras un receso, que puede aparecer junto con una serie de síntomas molestos y que va a desaparecer tras pocos días.
Además, se relaciona con las habilidades personales a la hora de sobrellevar la vuelta a la rutina. En su aparición, resolución y mantenimiento van a influir aquellas habilidades con que cuenta cada uno para afrontar, tolerar, planificar, organizar, gestionar las actividades a las que se enfrenta y sus propias sensaciones de malestar.
Este trastorno produce:
– Debilidad generalizada
– Dolores musculares
– Dolor de cabeza
– Problemas para dormir
– Cansancio durante el día
– Dificultad para concentrarse
– Desinterés
– Irritabilidad
– Cambios bruscos de humor
También afecta a los menores de edad, generando pesadillas, desinterés, cambios en los horarios de sueño, problemas para comer, irritabilidad o bajo estado de ánimo.
Los efectos suelen desaparecer tras unos días, por lo que no es necesario su tratamiento. Sin embargo, sí se aconseja acudir al especialista cuando los síntomas continúan durante más de dos semanas. A nivel psicológico podría significar alguna dificultad de adaptación a la rutina, algún otro problema de fondo o que las estrategias que se están usando para la adaptación no están siendo las adecuadas.
Este síndrome suele considerarse como una dificultad adicional en casos en los que existen enfermedades previas o problemas físicos o mentales, así como en quienes no se sienten satisfechos con su trabajo.
Hábitos que no te permiten sobrellevar la vuelta a la actividad:
1. Recuperar la rutina de un día para otro
Lo más adecuado es readaptarse de a poco en lugar de hacerlo de manera brusca. Incorporá de forma progresiva actividades y horarios y andá prescindiendo de las que dedicabas al ocio durante las vacaciones.
2. No hacer actividades divertidas tras las vacaciones
Usá los momentos de descanso para seguir realizando actividades agradables o de ocio, todo ello va a permitir incorporar de nuevo la rutina de forma progresiva, evitando complicaciones.
3. No incorporar un estilo de vida saludable
Los buenos hábitos en la rutina ayudan en la adaptación. Entre los más recomendados se encuentran establecer horarios regulares, dormir suficientes horas, seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio. Esto te hará sentir bien a nivel físico, te aportará energía, y su efecto en las emociones resulta positivo.
4. Recuperar el trabajo pendiente en casa
Es lógico que a la vuelta trates de ponerte al día con los correos electrónicos y las tareas lo antes posible, pero esto no significa que acabes llevando el trabajo a casa, ya que así solo conseguirás que sea más difícil sobrellevar el retorno a la rutina. Evitalo por lo menos en estos primeros días de adaptación y no te lleves trabajo a casa.
5. No realizar técnicas de relajación
Son muy beneficiosas e incorporarlas a diario facilita la adaptación a la rutina de forma eficaz.
6. Fomentar los pensamientos negativos
Cuando es la cabeza la que no permite adaptarte de forma adecuada, será fundamental detectar y mantener a raya los pensamientos negativos que te estén dificultando la vuelta.
7. Posponer la visita a los especialistas
Cuando aparece un malestar, sea físico o emocional, es importante parar y escuchar aquello que te está mostrando para poder atenderlo adecuadamente