Desde el colectivo de Periodistas Argentinas relataron distintos hechos de abuso cometidos por el especialista en política internacional, que también era profesor de la carrera de Comunicación Social de la UBA y TEA.
El colectivo Periodistas Argentinas, hizo pública una denuncia por acoso sexual contra el periodista Pedro Brieger. Se trata de unas 19 mujeres que indicaron distintos tipos de abuso por parte del profesional, a lo largo de los últimos años en que se desempeñó en medios de comunicación, como en el amito académico.
“El caso se llama Pedro Brieger y vamos a presentar 19 testimonios que hemos recolectado haciendo nuestro trabajo, haciendo periodismo. Es imprescindible que Pedro Brieger pida disculpas públicas”, indicaron en una presentación que se llevó a cabo dentro del Senado de la Nación.
En la conferencia de prensa, desde el organismo destacaron: “Tuvimos que dejar de hacer coberturas para no volver a verlo. Él, en cambio, viajó por el mundo, recibió premios, hizo lo que quiso. Nadie quiso escucharnos antes. Se lo contamos a nuestros jefes, a nuestros profesores, por televisión y nadie nos escuchó”.
De la presentación participaron las comunicadoras Nancy Pazos, Gisela Busaniche, Marcela Perelman y Agustina Kämpfer, así como colegas y víctimas del especialista en política internacional.
Además, desde el colectivo aseguraron que hay relatos de ex alumnas, compañeras de trabajo y hasta vecinas del propio Brieger. Sin embargo, se decidió que por ahora, los testimonios sean anónimos para preservar a las mujeres.
Si bien aún no se realizó una denuncia judicial contra el periodista, que fue desafectado de medios como C5N, Radio 10 y Radio La Red, desde el colectivo indicaron que un equipo de abogados sigue el tema y solicitaron que los lugares en los que ocurrieron los hechos tomen medidas para prevenir este tipo de acciones.
Algunos de los testimonios
“Llegué a Túnez junto a uno de mis jefes para cubrir el viaje de la entonces presidenta Cristina Kirchner. Ahí conocí a Brieger, que era parte de la delegación. Al día siguiente, me dijo que no podía asistir al encuentro con la mandataria, me pidió que le compartiera el audio y me dio su número de habitación. Subí, con la computadora en la mano, a dejarle el audio como favor de colega. Al llegar a su habitación, veo que tenía la puerta entreabierta. Me lo encuentro desnudo, recostado sobre el respaldo de la cama, tapándose con una sábana, masturbándose mientras me hablaba. En ese momento no le dije nada a mi jefe, no era un contexto cómodo para hablar algo así. El 99% de la delegación eran hombres. Seguí trabajando como mecanismo de defensa. Lo bloqueé. Lo negué”, relató una de las denunciantes.
Otra de las mujeres que permanece en el anonimato detalló: “Había sido mi profesor, lo elegí para que me entregara el diploma. Nos juntamos por una propuesta laboral en un café en Barrio Norte. Nunca mencionó el trabajo. En un momento, fuera de contexto, me pregunta “¿vos en la cama también sos tan culposa?”. Me sentí muy incómoda, me quedé inmóvil y en silencio, mayormente mirando el piso. Por una hora me habló de cómo se masturbaba recordando cómo me sentaba yo en clase y con la ropa que yo llevaba en la entrega de diplomas”.
“Vivíamos en el mismo edificio. Él justo había entrado y subió conmigo. Enseguida me expresó que cada vez que me veía salir con mi bicicleta, le calentaba mi culo subiéndose al asiento. Luego, se abrió la bragueta del pantalón y sacó su pene. No supe qué hacer. Volví a mi casa asustada y subí a la casa de unos vecinos a contarles lo que me había pasado. Sugirieron que hiciera la denuncia. Cuando salí camino a la comisaría, me crucé con un policía de la calle y le pedí ayuda: `es la palabra tuya contra la de él: ni te molestes, me dijo. Pedí dinero prestado porque no tenía un mango (criaba sola a dos criaturas) y apenas pude, me mudé”, se sinceró otra de sus víctimas sobre el hecho que ocurrió en 1996.