La normativa obtuvo su aprobación en general en el Senado, pero algunos puntos particulares deberán volver a la Cámara de origen para ser corregidos o desechados.
Tras la aprobación en general de la Ley Bases en el Senado, lo que el Gobierno tomó como un gran triunfo en medio de la brutal represión policial que se dio en las inmediaciones del Congreso, y el ajuste económico en las clases más bajas. El paquete legislativo debe volver a Diputados para tratar los puntos que quedaron pendientes.
Por ello existe una gran preocupación en el oficialismo, porque en la Cámara baja, que es el lugar de origen de la norma, pueden hacerse modificaciones o rechazar algunos de los artículos, como las privatizaciones a empresas estatales, en las que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, adelantó que insistirán.
El mayor problema para la gestión libertaria es que en Diputados no se podrá introducir nuevas adiciones o correcciones a las realizadas por la Cámara revisora, que en este caso es el Senado, por lo que las únicas opciones que le quedan al Gobierno es aceptar los cambios que se hicieron en la Cámara alta, que fueron muchos.
Temas como la privatización de las empresas del Estado, como Aerolíneas Argentinas, YPF o los ferrocarriles; el proyecto de la moratoria previsional y la creación la Prestación de Retiro Proporcional; el blanqueo de capitales o el impuesto a las Ganancias y Bienes Personales, quedaron por fuera del paquete aprobado por el Congreso. Pero el Gobierno pretende sumarlos en la nueva revisión.
Ante la posibilidad de una derrota en el recinto que preside el libertario de la primera hora, Martín Menem, desde el entorno del presidente Javier Milei, iniciaron con la redacción de una serie de Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), para que el mandatario firme en caso de que los temas que más interesan a la gestión queden afuera de la Ley Bases.
Por otro lado, iniciaron una serie de conversaciones con la oposición dialoguista para lograr paridad en Diputados, y así salir victoriosos en el nuevo tratamiento de la normativa que tantos dolores de cabeza le trajo a Milei. Más allá de las promesas y acuerdos con los representantes de las provincias, habrá que tener en cuenta el humor social para establecer si esta es una victoria del oficialismo o una nueva derrota.