Siete señales para prevenir riesgos
Como cualquier carne de animal, el pollo es susceptible a la contaminación bacteriana y al deterioro si no se maneja y almacena de la manera adecuada. De lo contrario, puede contener bacterias que al ingerirlas desencadenen una intoxicación alimentaria que incluya vómitos, náuseas, diarrea, fiebre y malestar general.
Para determinar si está en buen estado, esta guía te será útil:
1. Olor
Es la primera señal que debería alertarte que una pieza está en mal estado. Si tiene un olor desagradable, significa que hay bacterias que están proliferando en la carne y que pueden representar un riesgo si se consume.
Un olor desagradable puede traducirse en un hedor amargo o agrio, en olor a amoníaco o sulfuro; también cualquiera que no sea el característico aroma natural y ligero del pollo.
2. Fecha de caducidad
Al comprarlo, asegurate de que la fecha de caducidad esté vigente y que aún haya tiempo suficiente para consumirlo antes de que expire. Si vence mientras está congelado, en ese caso, y si no existe ningún indicio de deterioro, podría consumirse incluso después de su fecha de vencimiento, pues las temperaturas bajas actúan como conservante.
3. Textura
Si al tocarlo se siente elástico y firme, está en buen estado. Si está pegajoso, resbaladizo o presenta áreas blandas, podría ser un signo de que las bacterias han comenzado a descomponer la carne y que ya no es segura para el consumo.
4. Color
El pollo fresco, cuando está crudo, presenta una coloración rosa y carnosa. Si es opaca, es probable que esté empezando a echarse a perder. Si es gris, significa que ya está deteriorado, y es mejor descartarlo. También es posible que presente manchas amarillas u oscuras; cualquiera de estas señales debería alertarnos, pues podría tratarse de moho o de bacterias.
5. Estado del envase
Cerciorate bien de que esté cerrado de manera hermética. Si el paquete está rasgado, eso permite la entrada del aire y de contaminantes externos, lo que aumenta el riesgo de contaminación bacteriana.
6. Capa de hielo
Una capa de hielo gruesa sobre el pollo puede significar que ya no está en buen estado porque lleva demasiado tiempo congelado, o porque fue congelado y vuelto a congelar varias veces. En cualquier caso, nos comunica que fue expuesto a fluctuaciones de temperatura, lo que podría comprometer su calidad y seguridad.
7. Sensación al cocinar
Si cuando lo estás cortando percibís un olor extraño, o si la textura se siente extraña en la boca, podría significar que estaba en mal estado. Confiá en tus sentidos al cocinarlo y, si algo parece fuera de lo normal, descartalo.
Si consumiste pollo en mal estado y experimentás algún síntoma como vómitos, diarrea, fiebre o náuseas, buscá atención médica, hidratate y descansá para recuperarte lo antes posible.