Según determinó la AFIP. los paquetes de cigarrillos más populares de la empresa de Pablo Otero eran originales, por lo que los sellos apócrifos se aplican dentro de  la propia fábrica.

El “Señor del tabaco” cada vez más comprometido en la Justicia por evadir más de 200 millones de pesos anuales en impuestos. En las últimas horas una nueva pericia solicitada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) determinó que las cajas de cigarrillos que poseían estampillas adulteradas eran originales de la firma de Pablo Otero.

La medida fue solicitada por el ente recaudatorio en el marco de una causa judicial que inició en el 2019, contra la firma Tabacalera Sarandí, por evasión impositiva. Al parecer la maniobra era colocar timbrados falsificados en cada empaque, con la intención de que la AFIP no pueda tener control sobre la cantidad de productos que vende la empresa de Otero.

Tras los primeros resultados llevados a cabo en la ciudad de Buenos Aires, que determinaron que la línea de cigarrillos más popular de la compañía que comanda Otero, Red Point, presentaban etiquetas truchas, desde la tabacalera acusaron que ese tipo de productos eran falsos y se producían en Paraguay.

Sin embargo, con este nuevo análisis de paquetes de cajetillas llevado a cabo en la ciudad de Mar del Plata, se determinó que los productos secuestrados eran originales, lo que quiere decir que las estampillas apócrifas fueron colocadas dentro de la línea de producción de Tabacalera Sarandí.

El Señor del tabaco, está en la mira de la AFIP desde hace algunos años, cuando de manera notoria pasó de controlar el 3.5% del mercado de los cigarrillos, a superar el 40% con sus tres líneas de productos. En las investigaciones se detectó que existe una subfacturación por parte de la compañía, ya que registra precios de entre los 300 y 900 pesos por atado, mientras que en los locales comerciales se venden a 1.200 como mínimo.

Lo que determinó el ente de control es que alrededor de 200 millones de pesos anuales es lo que no registra la firma de Otero, por lo que incluso, fue denunciada por competencia desleal por las empresas de cigarrillos más grandes del mercado.

En los últimos tiempos, su nombre saltó al foco público luego de que el presidente Javier Milei, lo acusara de hacer caer la primera Ley Ómnibus en el Congreso, a través de las presiones a diputados cercanos, para evitar que se aumenten los impuestos a los cigarrillos del 70 al 73% y se intensifique el control a la industria tabacalera.

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