Cuáles son los factores que pueden perjudicarla y qué tipo de productos usar

Más de la mitad de las personas sufren de una piel crónicamente seca y sensible o experimentan comezón, irritación e hiperactividad en la piel en algún momento.

La piel sensible se define como una reacción cutánea a cualquier estimulo que no se espera. Esto es dado a varias razones y a diferentes factores:

– Un cambio de ambiente o de temperatura puede afectar a la barrera cutánea. Es decir, puede exponer tu cutis a ciertos irritantes o agresores ambientales a los que no se acostumbra.

– Cualquier cambio que hagas en tus productos de cuidado de la piel puede causar irritación. Esto incluye jabón, limpiador facial, crema hidratante, etc.

– Las hormonas fluyen y cambian a menudo (especialmente cuando se trata del ciclo menstrual, por ejemplo) y la piel puede sufrir un poco.

– El estado de ánimo y la salud mental pueden afectar al cuerpo. Si experimentás algún tipo de sensibilidad, es posible que se deba a altos niveles de estrés o a cambios emocionales.

Los síntomas varían mucho de una persona a otra, pero en general se caracteriza por una barrera cutánea debilitada, ardor, picor y/o enrojecimiento. Estos signos pueden empeorar con los cambios en la dieta, el entorno y/o el estado emocional y hormonal.

Lo ideal es optar por productos que hidraten y protejan bien la piel. Algunos de los mejores ingredientes son los aceites vegetales, glicerina, ácido hialurónico, vitamina E y colágeno.

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