Cómo sacarle provecho a este producto de maquillaje
Si bien es cierto que el rubor en formato líquido no es una novedad, sí lo son los ingredientes, ya que algunos productos agregan componentes con efectos hidratantes, antioxidantes y otras propiedades para mejorar la textura de la piel.
Además de las texturas ligeras y la alta concentración de pigmentos en este tipo de maquillaje, otra arma de estas fórmulas es su versatilidad, ya que invitan a experimentar y al layering (superponer productos). Para un brillo sutil en el rostro, basta mezclar una o dos gotas con la crema hidratante, el serum o el aceite. También se pueden aplicar una o dos gotas directamente en las mejillas para conseguir un efecto más intenso, duradero y ruborizado.
Son fáciles de aplicar y muy cómodos gracias a su textura líquida y ligera. Para un resultado natural a modo de rubor, se recomienda aplicar a toquecitos con los dedos o con un pincel de cerdas suaves. Además, su pigmento es de alta concentración y con muy poco producto se obtiene un resultado excelente inmediato.
La clave es ponerlo sobre otras texturas cremosas, sea una base de maquillaje fluida o una hidratante con color. Si se extiende sobre la piel desnuda, mejor si está bien hidratada. En caso de cutis demasiados secos, se puede extender antes una gota de crema para darle un aire más jugoso.
Existen muchas formas, de todos los niveles, para colocar el rubor, pero no todas serán exitosas si aún te sentís insegura sobre cómo aplicarlas. Un truco sencillo e infalible es hacer un trazo en línea horizontal con el producto en la parte amplia de la palma de tus manos y frotarlas entre sí con cuidado para bajarle la intensidad al pigmento y crear el efecto deseado antes de aplicarlo al rostro.
Luego, colocá cada palma sobre cada mejilla en sentido ascendente en dirección a las sienes. A continuación, con suaves toques de las yemas de los dedos, difuminá los contornos de lo aplicado. Este método es perfecto para dejar un efecto “lifting” natural y sutil sobre la piel.