La baja adquisición de divisas en junio y un débil inicio de julio generan preocupación para el segundo semestre. Asimismo, aumenta la ansiedad por la posible eliminación del cepo.

El Gobierno enfrenta un mes particularmente desafiante en términos de vencimientos de deuda, lo cual ejerce una presión adicional sobre las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Según estimaciones privadas, se espera que el BCRA deba cubrir compromisos por aproximadamente USD 3600 millones del Tesoro y del BOPREAL serie 2.

El nivel bajo de compras de divisas en junio, que culminó con un saldo negativo, y el inicio limitado de julio han generado preocupaciones de cara al segundo semestre del año. 

Desde la consultora Outlier explicaron que “los pagos de deuda previstos para este mes provocarán una disminución significativa en las reservas netas, profundizando aún más el déficit”. Los analistas de LCG también señalaron que, a pesar de la temporada alta de liquidaciones de divisas impulsadas por la cosecha gruesa, las reservas del BCRA no han aumentado considerablemente, y “el comienzo de julio no muestra signos de mejora”.

Los expertos enumeraron varios factores que contribuyen a esta situación, como “mayor apertura para los pagos de importaciones, la demanda de energía por las bajas temperaturas, un tipo de cambio exportador atrasado, tasas bajas que fomentan la toma de créditos y precios internacionales más bajos explican la menor entrada de reservas”. Estos elementos han resultado en una menor entrada de reservas, con una proyección de pérdida de USD 3000 millones en el tercer trimestre.

Además, la decisión explícita del equipo económico de no levantar el cepo cambiario hasta contar con niveles suficientes de liquidez en moneda extranjera para mitigar los riesgos cambiarios está siendo interpretada por el mercado como un posible retraso en esta medida. “Ya hay análisis, no pocos, que ponen en duda que se pueda salir en 2024, considerando el impacto electoral de 2025″, reforzaron en Outlier.

Y añaden: “El ruido generado por el mercado cambiario desde fines de mayo y junio se intensificará con el impacto de una economía real que, siendo optimistas, muestra una recuperación lenta tras una caída muy fuerte en el segundo semestre de 2023 y el primer trimestre de 2024. Esto tendrá implicancias significativas en los ingresos extraordinarios como el blanqueo, el régimen de pago anticipado de bienes personales y la moratoria, que forman parte del paquete fiscal recientemente sancionado por el Congreso”.

Ante esta situación, los especialistas de LCG destacan la necesidad de “una administración diferente del tipo de cambio implicando una dinámica desinflacionaria, aun convergente hacia la baja, más errática de lo que habitualmente se piensa. De lo contrario, se podría volver a un control más estricto sobre las importaciones, lo que tendría consecuencias sobre los precios y la actividad económica”.

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