En tiempos donde los oficios parecen perder terreno frente a la tecnología y el apuro cotidiano, en Sarandí todavía hay vecinos que mantienen viva la pasión por el trabajo artesanal. Es el caso de Walter, tapicero de toda la vida, quien con más de cuatro décadas de experiencia sigue reparando sillones, sillas y autos con la misma dedicación que el primer día.

El equipo de La Voz del Vecino lo visitó en su taller, ubicado sobre Avenida Belgrano al 2900, entre Ferré y Magán, donde habló de su historia, del amor por su trabajo y de la importancia de no dejar morir los oficios.
“Aprendí este oficio hace 47 años, cuando tenía 14. Un amigo de mi tío me enseñó. Me dijo: ‘No te va a pagar, pero te va a enseñar’. Y tenía razón. Fue la mejor herencia que pude recibir”, cuenta Walter, con orgullo y emoción.
Desde entonces, pasó toda una vida entre telas, resortes y estructuras de madera. “Yo no me considero el mejor tapicero, pero sí pongo todo de mí en cada trabajo. Un sillón común para mí es especial, y uno especial lo es todavía más”, afirma.
El valor de lo hecho a mano
Walter asegura que su labor es mucho más que un trabajo: es una forma de arte. “Cada mueble tiene una historia, un pedazo de vida. Hay gente que me trae una silla que era de su mamá o su abuelo, y no la quieren tirar porque tiene recuerdos. Yo no veo solo un mueble, veo sentimientos que vuelven a tener vida”, dice.
El tapicero también reflexiona sobre los cambios de época: “Antes tardábamos 15 días en restaurar un sillón, ahora el cliente lo quiere en dos. Todo se volvió más rápido. Pero lo artesanal no se puede apurar, lleva tiempo y amor”.

Enseñar y dejar huella
Walter no solo trabaja, también sueña con transmitir su oficio a nuevas generaciones. “No quiero que esto muera conmigo. Hay muchos jóvenes con talento que podrían aprender. Este trabajo te da para vivir toda la vida si lo hacés con pasión. Hay que volver a valorar el esfuerzo y el trabajo manual”, asegura.
Y agrega una frase que resume su filosofía:
“Cada vez que termino un trabajo y veo la cara feliz del cliente, siento que valió la pena. Esa sonrisa no tiene precio.”
El arte de restaurar recuerdos
En su taller, Walter no solo tapiza muebles, también trabaja tapizados automotrices. “Amo restaurar autos antiguos. Me emociono cuando alguien me trae el Torino o el Falcon del padre y me dice que lo quiere como antes. Es como revivir una historia”, comenta.
Sobre las modas actuales, agrega: “Ahora los pibes quieren personalizar todo, colores distintos, diseños únicos. Está bien, hay que adaptarse, pero sin perder el alma del oficio.”
Un mensaje al vecino
Con humildad, Walter cierra la charla con un mensaje simple pero profundo:
“El oficio no tiene que morir. Mientras haya gente que ame lo que hace, va a seguir vivo. Yo estoy acá en Sarandí para servir al vecino, para que su mueble o su auto vuelvan a tener vida. Y para que los chicos vean que con las manos también se puede construir futuro.”
Walter atiende en Avenida Belgrano 291, entre Ferré y Magán, Sarandí, de lunes a viernes de 9 a 19 horas y los sábados de 9 a 14.
Consultas y presupuestos al WhatsApp 11-7368-4955.