El presidente del Centro de Panaderos de Avellaneda, Gastón Mora, advirtió que la suba del pan es inevitable por el aumento de costos, pero alertó sobre una situación social alarmante: “La gente llega con 300 o 400 pesos y se lleva cada vez menos flautitas. No podemos romantizar vender facturas de ayer: la gente merece comer fresco y del día”.

En diálogo con La Voz del Vecino, el referente panadero explicó que el aumento del pan ronda el 13%, empujado por el alza de los insumos básicos. “La harina aumentó un 22%, la materia grasa pasó de 41.000 a casi 80.000 pesos, y el cajón de huevos trepó de 35.000 a 70.000. Es imposible sostener precios sin trasladar una parte al mostrador”, detalló.

Mora remarcó que el ajuste golpea fuerte al consumidor y también a los trabajadores del sector: “Los salarios quedaron atrasados, los comedores tienen cada vez más gente y los vecinos siguen viniendo con la misma plata de hace meses. Estamos en una encrucijada: si no aumentás, te fundís; si aumentás, la venta se cae.”

A esto se suman los gastos fijos que varían según la zona: “No es lo mismo pagar un alquiler en el centro de Avellaneda que en la periferia. Y las facturas de servicios, según el barrio, oscilan entre los 8 y los 9 mil pesos. Todo influye en el precio final”, explicó.

El presidente del Centro de Panaderos fue tajante al marcar un límite ético dentro del sector: “Vemos que algunas panaderías, lamentablemente, venden las facturas del día anterior para no tirarlas. Pero no tenemos que romantizar esa situación: la gente merece comer productos frescos, del día. Es un derecho básico, no un lujo.”

Finalmente, Mora subrayó que su reclamo es histórico y no partidario: “Incluso en gobiernos peronistas lo hemos planteado: el pan no puede faltar en la mesa de los argentinos. Es un alimento esencial, parte de nuestra identidad y de nuestra vida cotidiana.”

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