Esta semana nos enteramos con tristeza de la pérdida de Rubén Caputto, un hombre que dejó una huella profunda en la política y en la vida social de Avellaneda. Marcelo Brunwuald, amigo y periodista, compartió un emotivo homenaje:
“Rubén fue un gran dirigente, un gran vecino, una persona que nadie le regaló nada, que vino con una mano atrás y otra delante y forjó su historia. Su legado está en los hijos, en la familia, en la gente que ayudó y en los recuerdos que dejó. Esa es la verdadera esencia de la vida”.
Rubén Caputo, un peronista de ley, combinó la militancia política con la acción social, siempre guiado por los valores de la lealtad, la solidaridad y la justicia social.
En una entrevista que Marcelo le realizó hace algunos años, Rubén recordó su historia de vida:
- Orígenes: Su abuelo llegó a Argentina desde Nápoles en 1908, y su familia se afincó en Villa Domínico.
- Infancia y juventud: Creció jugando al fútbol, llegando a ser profesional en Arsenal, y desde temprano demostró pasión por el deporte y el trabajo.
- Vida familiar: Conoció a su esposa Carmen (“Menchi”) en el barrio y celebraron 42 años de matrimonio, construyendo juntos una familia sólida.
- Militancia política: Su vínculo con el peronismo nació de los valores familiares, con un enfoque en la justicia social y la solidaridad.
- Legado en Avellaneda: Participó activamente en proyectos locales, apoyando emprendimientos, instituciones y generando oportunidades para quienes más lo necesitaban.
Rubén también compartió su filosofía de vida:
“Lo importante son los hijos, la familia, los momentos felices, los abrazos, las sonrisas. Lo demás es cartón pintado. El legado que uno deja son las acciones, las palabras y los recuerdos que se quedan en esta tierra”.
Su historia no solo refleja la vida de un dirigente político, sino la de un hombre común que hizo cosas extraordinarias, un ejemplo de compromiso, humildad y solidaridad que seguirá vivo en la memoria de quienes lo conocieron.