En el corazón de Villa Domínico, Cristian Morales no solo transforma apariencias con tijera y máquina: también transforma emociones con su guitarra. Barbero a domicilio, cantante, compositor y vecino entrañable, Cristian es de esos artistas que caminan las calles con perfil bajo y un alma llena de canciones.
“Soy un tipo bohemio, muy sentimental. Lo que no puedo decir, lo escribo. A veces con rabia, otras con ternura. Pero siempre desde lo que viví”, explicó durante su visita a La Voz del Vecino, el programa conducido por Marcelo Brunwald por impactosur.com.ar. Allí tocó en vivo temas de su autoría y clásicos del rock nacional con una dulzura que capturó a todos en el estudio.
A Cristian lo define su voz cálida y melancólica, una guitarra cómplice, y la honestidad de alguien que no oculta las caídas del pasado. “Estuve muy metido en la noche. El alcohol me había hecho perder el rumbo. Pero fue la música la que me salvó. Me dio un nuevo norte”, relató, sin eufemismos. Hoy, cada canción es parte de su recuperación.
Y si hablamos de influencias, el rock argentino corre fuerte por sus venas: Charly García, Spinetta, Fito Páez. “Son poetas. Cada letra tiene una historia, una herida, un vuelo. Me inspiran mucho a la hora de escribir. Me marcaron”, cuenta. Y se nota: cuando interpreta “Seguir viviendo sin tu amor” o “Promesas sobre el bidet”, lo hace con un respeto casi devocional.
Compone de madrugada, caminando, esperando el bondi o en medio de una charla con amigos. “Una vez una chica me mandó un mensaje diciendo ‘me duele la demora’, y con esa frase armé un tema completo. Las canciones están ahí: solo hay que dejarlas entrar”.
Además de presentarse en fiestas privadas y eventos solidarios, Cristian tiene un ritual muy particular: cada vez que termina un corte, agarra la guitarra y canta para su cliente. “Es mi forma de conectar. De dar algo más. Muchos se sorprenden, se emocionan. Para mí, es un abrazo”.
Su barbería a domicilio se puede seguir en Instagram como @cm_barberia_peluqueria o contactarlo por WhatsApp al 11 3468-7719. En cada cita hay una guitarra esperando, y probablemente, una historia contada en canción.
Hasta su padre —gomero de toda la vida, robusto, curtido— terminó rindiéndose a su arte. “Cuando le dije que iba a ser peluquero me miró raro. Me dijo ‘¿peluquero vos?’. Pero después me ayudó, me apoyó, y hoy hasta me pasa laburos. Está orgulloso. Entendió que uno también puede ser fuerte desde el arte”.
Cristian es de esos tipos que no necesitan escenario para emocionar. Su escenario es la vereda, la cocina de una casa, una peluquería improvisada, una tarde de vecinos con mate. Ahí es donde canta, corta y cura. Todo al mismo tiempo. Porque para él, eso también es ser artista.