A sus 13 años, Merlina González ya pisa fuerte en el escenario artístico de la zona sur. Vecina del barrio Güemes en Avellaneda, estudiante del Instituto Municipal de Música (IMA), cantante, guitarrista, baterista, murguera y fan del heavy metal gracias a su papá Jorge, Merlina es una combinación de pasión, talento y ternura.

Su historia musical empezó desde la cuna, literalmente. “Mi papá me dormía con canciones de Almafuerte. Mientras otros bebés escuchaban nanas, a mí me arrullaban con heavy metal”, contó entre risas durante una entrevista en el programa La Voz del Vecino conducido por Marcelo Brunwald.

Actualmente cursa segundo año del colegio y complementa sus estudios con formación en guitarra, coro y lenguaje musical en el IMA. Además, toca piano y batería, y sueña con seguir creciendo en la música. “Si te interesa de verdad, estudiar música no es difícil. Es algo que se disfruta, que se vive”.

Pero Merlina no solo se expresa con melodías: también forma parte de la murga Los Atrevidos por Costumbre, donde baila junto a su papá. “Salimos juntos en las comparsas. Fue hermoso compartir esa experiencia. En una de las salidas hasta coincidió con mi cumpleaños. Es algo que me va a quedar para siempre”.

Además de estudiar y ensayar, canta en vivo. Durante la entrevista, interpretó un tema al aire y no dudó en animar a quienes sueñan con hacer música: “A todos, incluso a los más grandes, les digo que nunca es tarde. Si tienen un momento libre, aprendan. Y si no les gusta, prueben otra cosa. Pero no apaguen sus sueños”.

La joven artista también adelantó que en agosto tendrá una presentación en el marco de la muestra de mitad de año del IMA, donde compartirá escenario con otros estudiantes. Su familia la acompaña con orgullo, incluso cuando los ensayos se extienden hasta entrada la noche.

Merlina lo tiene claro: la música es parte de su vida desde siempre, y no tiene intención de soltarla. Con su frescura, su voz y su fuerza, representa el corazón cultural de Avellaneda: ese que se construye en familia, en la calle, en los barrios y con el deseo intacto de hacer lo que a uno le gusta.

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