El transporte público en Avellaneda vive un momento crítico tras la sorpresiva suspensión de dos líneas esenciales para los vecinos. Ayer, los usuarios de la Línea 421, que conectaba Avellaneda con Monte Grande, se encontraron con carteles en los colectivos anunciando que el servicio “dejará de funcionar”. Sin embargo, las razones de esta decisión permanecen desconocidas, dejando a miles de pasajeros sin una alternativa clara.
Como si esto fuera poco, la Línea 277 también dejó de circular, nuevamente sin ningún tipo de explicación. Este servicio era vital para conectar puntos clave como el Hiperchango de Sarandí con el campus de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Ahora, los vecinos afectados expresan su frustración ante la falta de información y las largas esperas que se han vuelto inevitables.
A estas bajas se suma la ya conocida problemática de la Línea 570, que, aunque no reemplaza a las otras, enfrenta constantes quejas por su irregularidad. Los vecinos de Villa Domínico, particularmente, denuncian la mala frecuencia de esta línea, lo que complica aún más su movilidad diaria.
Con tres líneas comprometidas, los residentes de Avellaneda se sienten abandonados frente al colapso del sistema de transporte público. Exigen respuestas concretas de las autoridades municipales y provinciales, quienes hasta el momento no han ofrecido soluciones. Mientras tanto, la comunidad permanece en incertidumbre, preguntándose hasta cuándo deberán soportar esta crisis.