La Casa Rosada intenta bajar el tono al conflicto con la Vicepresidente tras las declaraciones del primer mandatario. Mientras tanto, el jefe de Gabinete se alista para su presentación en el Senado, donde expondrá el informe de gestión del año.
El ambiente en la Casa Rosada está marcado por un intento de distensión en la relación entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel. A pesar de las declaraciones cruzadas y las fricciones recientes, el Gobierno se muestra trabajando para minimizar los roces internos mientras se prepara para un evento clave: la visita del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, al Senado.
Este miércoles, el funcionario de Milei expondrá el último informe de gestión del año ante los miembros del Congreso. Será el primer encuentro formal entre Francos y Villarruel desde que las tensiones entre ellos, que venían gestándose, estallaron públicamente.
El distanciamiento no solo involucra al presidente y la vicepresidenta, sino que afecta también a las dinámicas dentro del oficialismo, especialmente entre las figuras de la mesa chica de Balcarce 50.
El conflicto comenzó a intensificarse tras las declaraciones de la vicepresidenta sobre los “intereses coloniales” de Francia, lo que generó una reacción inmediata por parte de Milei, quien deslizó críticas hacia la alta política, una referencia velada hacia figuras como Villarruel y otros miembros del círculo cercano al gobierno. A raíz de este episodio, el jefe de Gabinete asumió un rol mediador entre ambos, buscando evitar que la situación escalara aún más.
Desde el entorno presidencial se señaló que el presidente no quiso calificar a Villarruel como parte de la “casta política”, sino simplemente apuntó a su cercanía con figuras políticas tradicionales, un grupo que incluye a Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. En este sentido, el Gobierno buscó matizar las declaraciones de Milei, reafirmando la intención de mantener el diálogo y las relaciones institucionales.
Por su parte, su excompañera de fórmula se mostró firme en su postura de defender su rol institucional y ratificar su apoyo a las políticas de Milei, aunque se distanció públicamente de algunas de sus medidas y decisiones. Su actitud fue interpretada por algunos sectores cercanos al Presidente como un intento de mostrar una línea de independencia política, lo que generó nuevas fricciones al interior del oficialismo.
A medida que se acerca el 2025, las tensiones internas dentro del espacio oficialista se intensifican, y una de las discusiones más relevantes gira en torno a la participación de Villarruel en las próximas elecciones legislativas. La Casa Rosada, a través de su secretario general Karina Milei, está intentando posicionar a figuras cercanas al Presidente para que asuman roles clave en el armado de listas. En este sentido, algunos colaboradores de Villarruel han expresado que la vicepresidenta no descarta formar una nueva fuerza política en el futuro, aunque por el momento no tiene intenciones de hacerlo.
La relación entre el Ejecutivo y la vicepresidencia no ha sido fácil desde el principio de la gestión. Desde los primeros días de la administración, Villarruel ha criticado ciertas decisiones y no ha sido ajena a los desencuentros en las sesiones de Gabinete. En particular, su ausencia en varias reuniones clave ha alimentado las especulaciones sobre su posible ruptura con el Presidente, aunque, por el momento, no hay señales claras de una ruptura definitiva.
Con el informe de gestión que se presentará este miércoles en el Senado, el Gobierno espera que Francos pueda contribuir a calmar las aguas y presentar una imagen de unidad frente a los desafíos que se avecinan.