Luego de que en el kirchnerismo lo trataran de “hiena carroñera” por insultar al recientemente fallecido ex ministro de Salud, el Presidente volvió a defenestrarlo. También defendió a los grandes monopolios privados y la flexibilización laboral, y atacó al aborto.

El presidente argentino Javier Milei disertó esta noche frente a empresarios en el marco del evento de tecnología y finanzas digitales “Tech Forum Argentina” celebrado en Puerto Madero. Allí se llevó a cabo una ronda de negocios además de una cena con representantes del Gobierno y emprendedores digitales.

En ese marco, donde se esperaba que el jefe de estado disertara únicamente de lo que más sabe y le gusta hablar: economía, se permitió una dispersión abrupta y agresiva al volver a referirse nuevamente en términos peyorativos sobre el recientemente fallecido ex ministro de Salud durante los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Alberto Fernández (2019-2023), Ginés González García: “Será recordado como un hijo de puta” afirmó, ante hombres de negocios descolocados por la intromisión de un tema ajeno y las formas nada cordiales que puede llegar a tener el mandatario para expresarse acerca de sus antagonistas.

Quizás con ganas de devolverle el guante al ex ministro de Defensa durante la gestión de Alberto Fernández, Agustín Rossi, quien más temprano lo trató de “hiena carroñera” en respuesta a la primera vez que el presidente  opinara en malos términos sobre González García (lo había tildado de político “siniestro”), Milei agregó que el ex ministro de Salud fue “un ser siniestro, impresentable y repugnante. Cómplice de la cuarentena cavernícola más grande de la historia y responsable, junto a Alberto Fernández, de 100 mil muertes de argentinos. Este era un hijo de puta y así será recordado” remató el jefe de estado libertario.

Fuera de ese paréntesis virulento, Javier Milei volvió a la economía como eje de su discurso y remarcó el concepto schumpeteriano de “destrucción creativa” al referirse a que, con su política económica “se van a destruir empleos, pero se van a crear nuevos”, y que “ello no será un problema siempre y cuando haya flexibilidad en el mercado laboral”, aunque omitió la parte de la destrucción no creativa de derechos laborales que implica esa flexibilización laboral. El presidente también agregó que “todo lo que es nuevo siempre genera temor, por eso muchos políticos le tienen miedo a lo desconocido” y que “les gusta el control y no la flexibilidad”.

“El progreso tecnológico genera rendimientos crecientes y ahí hay un problema que es que la teoría económica no está desarrollada de manera apropiada para contemplar estos eventos, y consecuentemente cuando ven rendimientos crecientes lo relaciona con monopolios y lo quieren regular” analizó Milei, que de esta manera se postuló como un defensor de la opresión y concentración de poder de los grandes actores económicos sobre los de menor tamaño en contradicción con su defensa de la libertad económica, y se definió a sí mismo como un “tecno-optimista”.

Luego de defender la formación de monopolios privados, el presidente volvió a sorprender a los presentes, esta vez con su “batalla cultural” contra el “neomarxismo”, y en relación al aborto: “Los asesinos verdes que andan dando vuelta, neomarxistas que plantean el problema del hombre con la naturaleza, y quieren arreglar al mundo matando inocentes, llámese los aborteros”.

Terminado ese nuevo lapsus, Milei remarcó que “cada innovación tecnológica es un paso más que ha dado el hombre por solucionar un problema, permitiéndose tener tiempo de ocio para solucionar el siguiente” y agregó que “la necesidad es la madre de la inventiva” y que “los empresarios son benefactores sociales”.

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